Sin tiempo

 

Hoy vamos a participar del desafío que nos propone Lida Castro Navas. Nunca me niego a una invitación a Jugar y sobre todo si es escribiendo.

https://lidiacastronavas.wordpress.com/escribir-jugando/



Cuando las horas atraviesen el inquietante hielo y la espesura del olvido se concrete con la última copa, tal vez el miedo al dolor remonte vuelo como un pájaro. No hay catapulta que le extirpe la soledad, ni alcohol en donde ahogar los recuerdos. El tiempo seguirá insistentemente su andar, convertirá en primaveras el invierno. Pero el frío del alma no sabe de relojes, ni horas, solo sabe de silencios.

Desde lo alto

 













El universo nos regala tantas metáforas y tan ricas. Solo basta con observar el mundo que nos rodea para que encontremos cientos de similitudos con lo que nos pasa. Los invito a que me cuenten si este relato tiene sentido para ustedes en alguna situación de sus vidas


El ave se posó en el risco luego de haber volado muchos kilómetros. Había restaurado el nido y alimentado a las crías. Eludió varios depredadores y atacó a otros. Luego de sortear las fuertes lluvias decidió tomar un descanso para tomar fuerzas y reiniciar su vuelo que la llevaría a su nido, para restaurarlo nuevamente, alimentar a sus crías y ahuyentar a los depredadores.

No se quejaba, amaba poder volar. Ver el mundo desde alturas increíbles, enseñarle a sus pichones a volar alto y a defenderse de quienes quisieran atacarlo.
Mientras miraba el horizonte esperando bajar los latidos de su corazón agitado, sintió unas pequeñas punzadas en su espalda. Imperceptibles al principio, luego se tornaron en dolor .
Un mono lanzaba piedras desde un árbol. Tal vez solo para molestarla, tal vez quería sentarse él en la punta de ese risco... tal vez quería volar y como no podía solo le quedaba tirar piedras.
El ave lo miró. Estaba cansada, amaba ese lugar en donde el mundo se detenía, las nubes pasaban y el aire retornaba calmo a sus pulmones.
Estaba por atacar al pequeño mono que insitentemente tiraba piedras. Lo miró con enojo, luego con compasión. Se irguió en sus patas y retomó el vuelo hacia otro risco.
Al fin y al cabo, ella podía seguir volando y eligiendo nuevos paisajes de maravillas y el pobre mono, solo podría seguir tirando piedras a quien se posara en un lugar que él jamás podría alcanzar.
(Silvy)

El tiempo

  Nadie sabe por qué los inicios de año se llenan de tanta esperanza, como si el dar vuelta las hojas de un almanaque nos regalara la posibi...